Alicia y el conejo blanco .

—¿Pero tĂş me amas?— PreguntĂł Alicia.

—¡No, no te amo!— RespondiĂł el Conejo Blanco.

Alicia arrugĂł la frente y comenzĂł a frotarse las manos, como hacĂ­a siempre cuando se sentĂ­a herida.

—¿Lo ves?— Dijo el Conejo Blanco.
Ahora te estarás preguntando qué te hace tan imperfecta, qué has hecho mal para que no consiga amarte al menos un poco.

Y es por eso mismo que no puedo amarte.

No siempre te amarán Alicia, habrá días en los cuales estarán cansados, enojados con la vida, con la cabeza en las nubes y te lastimarán.

Porque la gente es así, siempre acaba pisoteando los sentimientos de los demás, a veces por descuido, incomprensiones o conflictos con sí mismos.

Y si no te amas al menos un poco, si no creas una coraza de amor propio y felicidad alrededor de tu corazón, los débiles dardos de la gente se harán letales y te destruirán.